viernes, 18 de julio de 2008

Del Amor, La Neurosis, y el Deseo


“¿Por amor a quien tendría que callarme?.
¿Por amor a quien tendría que disimular la historia de mi vida?.
¿A quien tendría que evitar sufrimiento con mi silencio? FRITZ ZORN


En una sesión se trata de hablar, de decir, de involucrarse subjetivamente con lo dicho, y también con lo no dicho, porque hasta el silencio tiene su espacio.
La monotonía de la vida cotidiana, esta plagada de prejuicios que se poseen y aprisionan a los sujetos para no cambiar, para seguir siendo idénticos a sí mismos. Ese “si mismo”, es esa persona que se intenta ser para resultar amable a la vista del Otro.
Intento siempre fallido, identidad que en ocasiones es puesta en jaque, dividiéndonos, haciéndonos sentirnos desconocidos a nosotros mismos, cuando el Otro de nuestro amor nos la quita de repente y sin previo aviso.
Y se es siempre para Otro, póngale el nombre que más le guste, Otro que no es un cualquiera, o por lo menos es lo que creíamos hasta ese día. Aquel en quien confiábamos, ese que nos reconocía como... , o nos tomaba en cuenta para...
Convertirse en “eso” que el Otro quiere no es tarea fácil. Para saber lo que el Otro desea hay que poseer la inquietud de indagar a ese Otro acerca de lo REAL de su deseo. Y es aquí donde fracasan la mayoría de las parejas. Parecería que la “solución” que encuentran, para responder a la pregunta ¿Qué es lo que quiere?, No resulta de interrogar el deseo del Otro, sino más bien lo que se intenta es ignorarlo, evitarlo.
Así se in-vive entre suposiciones, suponemos que ese Otro, que nos interesa, quiere que seamos de tal o cual forma, sin indagarlo, buscando la respuesta en nuestro “sí mismo”. Y nos sometemos al capricho de ese Otro que ahora es interno. Como si no nos diéramos cuenta que el tirano es ese que llevamos dentro.
Pero detrás, o por debajo de eso que tratamos de significar para ese Otro, por el que deseamos ser amados, se halla oculto ese sujeto que busca vivir, desear, sentir, y que sufre aplastado, sin poder manifestarse. Preso de un “deber ser”. Porque para vivir la vida no hay que entregarse a todo tipo de excesos, no se trata de eso, sino más bien todo lo contrario, no es la búsqueda del placer total, es el encuentro con esa falta inconmensurable que nos habita y para la que no hay respuestas fáciles, y con la que tenemos que a-prender a con-vivir. El trabajo con-siste en dejarse sorprender, apartando por un instante esas respuestas que nos dábamos nosotros mismos para no saber. El deseo de saber es la apuesta a lo NUEVO.
Y que nos guíe el deseo.

Suerte hasta la proxima Dr Jhade Riverpoll

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